El electrodoméstico que deberías desenchufar justo después de usarlo para evitar incendios en casa y ahorrar en tu factura eléctrica

Te levantas medio dormido, metes el pan en la ranura y, mientras esperas a que salte, miras el móvil buscando las primeras noticias del día. Cuando el pan ya humea, sacas la tostada, untas la mantequilla a toda prisa y sales corriendo al trabajo. ¿Te suena la escena? Pues quizá te estés dejando un pequeño “dragón” encendido en la encimera sin darte cuenta. Y no, no hablamos del fuego de la cocina, sino del tostador que sigue enchufado como si nada pasara. Este gesto (aparentemente inocente) puede convertirse en un problema más serio de lo que imaginas.

¿Por qué el tostador puede ser peligroso si lo dejas enchufado?

Las tostadoras funcionan gracias a unas resistencias (esas barras metálicas que se ponen al rojo vivo) que alcanzan temperaturas muy elevadas para dorar el pan. Mientras están en marcha, todo va como la seda; el peligro aparece cuando terminamos de usarlas y las migas quedan atrapadas en la bandeja inferior. Esas pequeñas partículas de pan, si no se retiran, pueden carbonizarse y prenderse con el calor residual.

Por otro lado, cualquier componente eléctrico es susceptible de fallar y un cortocircuito en la tostadora, combinando materiales, combustibles y altas temperaturas, incrementa el riesgo de incendio en casa. Además, dejar el aparato siempre conectado mantiene el circuito eléctrico en tensión innecesariamente, favoreciendo sobrecargas que ponen en aprietos a la instalación doméstica y, por extensión, a tu bolsillo si saltan los plomos justo cuando estás viendo tu serie favorita.

¿Cómo evitar un incendio y alargar la vida de tu tostador?

Antes de lamentar sustos, conviene adoptar una rutina sencilla, casi tan fácil como poner el pan a tostar. Toma nota de estos pasos básicos y conviértelos en costumbre:

  • Desenchufa la tostadora inmediatamente después de cada uso.
  • Vacía y limpia la bandeja de migas con regularidad, mejor en frío y sin prisas.
  • Revisa de vez en cuando el cable: si ves la funda agrietada o los bornes sueltos, toca sustituirlo.
  • Coloca el aparato lejos de trapos, papeles o cortinas para que nada combustible quede cerca.

Con estas cuatro acciones reduces al mínimo la posibilidad de que tu desayuno acabe en un disgusto. Por consiguiente, prolongas la vida útil de la tostadora y evitas sorpresas en la factura eléctrica. Como ves, solo se trata de desenchufar, sacudir migas y echar un vistazo al cable: tres gestos rápidos para desayunar tranquilo cada mañana.

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